La plaza de toros de Briviesca fue testigo de una tarde taurina inolvidable que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
En el marco de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora y San Roque, la novillada con picadores protagonizada por Borja Ximelis, Jarocho y Javier Zulueta se saldó con un rotundo éxito, culminando con los tres novilleros y el ganadero Antonio Bañuelos saliendo a hombros en una celebración apoteósica.
El festejo, que reunió a un público entregado bajo el sol estival, destacó por el excelente juego de los novillos de la ganadería burgalesa de Antonio Bañuelos. Desde el inicio, la calidad del encierro marcó el tono de la tarde, con un tercer utrero que se llevó los honores al ser premiado con la vuelta al ruedo por su bravura y nobleza. La terna, en plena sintonía con el ambiente festivo, respondió con valor y arte, repartiéndose un total de ocho orejas en una corrida que combinó emoción, técnica y entrega.
Borja Ximelis, con su toreo de corte clásico y su disposición incansable, se alzó como uno de los grandes protagonistas de la jornada. En su primer novillo, el Alicantino desplegó una faena de poder, dominando las embestidas con series templadas por ambos pitones que levantaron al público de sus asientos. Su estocada certera le valió una oreja, un premio que supo a poco ante la intensidad de su labor.
En el segundo de su lote, Ximelis redondeó su actuación con una lidia vibrante, destacando en el tercio de banderillas —donde es un consumado especialista— y cuajando una faena de alto voltaje emocional. Dos orejas más cayeron en su esportón, consolidando su salida a hombros y reafirmando su momento de madurez artística.
La novillada de Briviesca no solo fue un éxito para los toreros, sino también para la ganadería de Antonio Bañuelos, cuyo encierro permitió el lucimiento de la terna y elevó el nivel del espectáculo. El mayoral y el propio ganadero acompañaron a los novilleros en la triunfal vuelta al ruedo, sellando una tarde que honra la tradición taurina de la localidad burgalesa.
Con este triunfo, Borja Ximelis y sus compañeros de cartel dejaron claro que el futuro de la tauromaquia está en buenas manos.
Briviesca, fiel a su cita con los toros, despidió la jornada con el sabor de la victoria y la promesa de más tardes grandes en su coso.